
“Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo. El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida” (1 Juan 4:11,12)
¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios? (Isaías 1:11)
Entre las religiones con más seguidores se encuentra el cristianismo. Así lo define el mundo, pues toma la fe cristiana como una religión. Sin embargo, el cristianismo, no es una religión propiamente dicha. El cristianismo es una relación con Cristo en la cual el hombre es colocado por medio de su vinculación con él.
Dios no coloca al hombre que recibe el mensaje del evangelio y le abre su corazón al salvador, en una religión, sino que lo coloca en una relación vital, íntima con Cristo, porque “el que se une al Señor, un espíritu es con él” (1 Corintios 6:17) La persona salva, es situada en Cristo, vista a través de Cristo, bendecida en Cristo, sin necesidad de tener que ganar ahora la aprobación con Dios o mantenerla con ofrendas, sacrificios, buenas obras, etc.
Quien recibe a Cristo como su salvador, sabe que sus pecados han sido perdonados, y que la relación que tenía cortada con Dios por ser pecador, ha sido restablecida. No necesita ganar el favor de Dios, porque ya lo tiene, ni busca serle aceptable por cosas buenas que pueda hacer, porque sabe que ante Dios es acepto en el Amado (Efesios 1:6)
El cristiano, no es alguien que tenga una religión y que se mantiene mediante ritos, sino alguien que tiene a Cristo (1 Juan 5:12) El cristiano es una manifestación de la vida de Cristo.
Pensamientos para reflexionar