
“Haced sendas derechas para vuestros pies, para que lo cojo no se salga del camino, sino que sea sanado. Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:13,14)
“Pues la voluntad de Dios es vuestra santificación” (1 Tesalonicenses 4:3)
Para responder a esta pregunta, tendríamos que preguntarnos qué se entiende por santidad, o al menos a que aspecto de santidad se refiere el versículo, y en qué sentido se dice que nadie verá al Señor.
La santidad ha sido muchas veces mal interpretada. Hay quienes predican que hay que ser santos para ser salvos, basando la salvación en la santidad. Eso es incorrecto. Hay que primero ser salvo para ser santo. Creer en el Señor Jesús como salvador, y esa obra de salvación nos santifica, es decir, nos pone aparte para Dios. Luego de eso, hay otro aspecto de la salvación y que es la salvación en el sentido práctico, la del día a día del creyente, que como ha sido separado para Dios, debe andar en este mundo separado de todo aquello que a Dios le desagrada, siendo santo, porque el Señor es santo. (1 Pedro 1:16)
Obviamente, sin santidad en el sentido posicional, la santidad que significa puestos aparte porque somos de Cristo, nadie verá al Señor, porque los que serán llevados con el Señor al cielo, son únicamente los suyos. Pero, en este versículo también podemos ver la santidad en su aspecto práctico y decir que un verdadero creyente, si no vive una vida de santidad, no verá al Señor obrar en su vida, no lo verá en el sentido de experimentar su compañía y comunión personal.
Pensamientos para reflexionar