
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, más vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20)
“Porque para mí el vivir es Cristo” (Filipenses 1:21)
El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida. (1 Juan 5:12)
Un cristiano no es simplemente una persona creyente en Cristo, sino alguien que ha confiado en Cristo como su salvador abriéndole su corazón para recibirlo. Por eso, un verdadero cristiano es alguien que tiene a Cristo y en quien se manifiesta la vida de Cristo. Cómo está escrito: “Ya no vive yo, más vive Cristo en mí” (Gálatas 2:20)
Obviamente, en un cristiano verdadero ha operado un cambio y ese cambio produjo una transformación que no puede pasar inadvertida. La persona que tiene a Cristo, tiene la vida (1 Juan 5.12) y el que tiene la vida tiene deseos propios de esa nueva vida, Por eso un cristiano ora, se congrega, adora…
Como quien se convierte posee la vida divina, y esa es una vida santa, el que se convierte a Cristo, siente un fuerte sentido de santidad. Antes podía ver o tolerar el pecado como algo normal en su vida, ahora lo repele. Esto no significa que un verdadero cristiano no pueda ya más pecar, porque si se deja conducir por su carne, podrá pecar accidentalmente, pero lo que no podrá, es vivir en el pecado, porque el Espíritu Santo se lo hará sentir y eso lo atormentará, hasta llevarlo al arrepentimiento, la confesión y el apartamiento de todo cuanto desagrade a Dios.
Todo aquel que puede decir verdaderamente, para mí el vivir es Cristo, tiene deseos santos y concordantes con Dios.
Pensamientos para reflexionar