Breves reflexiones
La Biblia es la Palabra de Dios. La palabra Biblia, significa: “Libros, o Los Libros”. Es el Libro por excelencia, porque, es la Palabra de Dios que nos ha sido dada.
La Biblia es también llamada las Sagradas Escrituras. Es un solo Libro que consta a su vez de 66 libros que lo componen. Esos 66 libros forman lo que se denomina el Canon sagrado, es decir, los libros que se consideran y reconocen como libros inspirados por Dios.
Tiene dos divisiones, el Antiguo Testamento que consta de 39 libros y el Nuevo Testamento que tiene 27. Toda ella es inspirada por Dios, lo cual quiere decir literalmente que es exhalada o soplada por Dios. Esto está escrito en (2 Timoteo 3:16,17) “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra” “porque… los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21)
La Biblia se escribió en un período de aproximadamente 1600 años. Dios utilizó para ello a 40 escritores de distintas clases sociales, entre los cuales se encuentran reyes, como David y Salomón, Sacerdotes, como Esdras y Ezequiel. Profetas del Dios altísimo como Isaías y Jeremías. Un cobrador de Impuestos como Mateo. Un médico como Lucas. Pescadores, como Pedro y Juan. Pastores como Moisés y Amós. Un copero del rey como Nehemías, un consejero de reyes como Daniel. En fin, gente de todos los estratos sociales, que vivieron en distintos tiempos, diferentes lugares, durante distintos imperios y que, sin conocerse personalmente en la mayoría de los casos y sin ponerse de acuerdo entre ellos, fueron utilizados por Dios para escribir el libro de los Libros, en el cual no hay fallas ni contradicciones.
“La Palabra del Señor es perfecta que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (Salmo 19:7)
Por medio de la Biblia Dios se dirige a nosotros. Nos habla y nos muestra el camino de la Salvación en Jesucristo. El Señor Jesús dijo: “Éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre “(Juan 20:31) Por eso es necesario leerla y meditarla todos los días. “Escudriñad las Escrituras; porque… ellas son las que dan testimonio de mí” (Juan 5:39)
En la (Epístola a los Hebreos Capítulo 1:1) está escrito que:” Dios ha hablado muchas veces, y de muchas maneras en otro tiempo. en el libro de Job dice también que “Dios ha hablado por sueños, en visión nocturna…” Pero se nos aclara bien, que en estos postreros tiempos nos ha hablado por medio de su Hijo. Hebreos 1:1 y todo cuanto Dios deseó revelarnos para que lo conociéramos, lo ha dejado escrito en su Palabra. En tiempos cuando los hombres no contaban con la Palabra escrita, Dios hablaba por medio de sus profetas, pero no todos tenían la posibilidad de tener un profeta cerca que les hablara. Ante esto, Dios en su soberanía, muchas veces se manifestó a los hombres a través de un sueño, de una visión o un ángel… Hoy, nosotros, si queremos saber lo que Dios desea, para conocer su voluntad y honrarle, no tenemos que esperar nuevas revelaciones, sueños, ni visiones; pues ahora tenemos la Palabra completa, y a ella, nadie le puede quitar ni agregar nada sin caer bajo los juicios de Dios. (Apocalipsis 22:19)
Dios, se comunica con el hombre y con diferentes propósitos. Primeramente, desea comunicarse con el hombre para salvación. Dándose a conocer, y haciendo que el hombre conozca su condición de perdido, en la que lo ha colocado el pecado. Así, alumbrando su corazón para que reconozca su estado, le presenta la buena noticia de Salvación: “Que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores” (1 Timoteo 1:15)
Por eso está escrito que la Biblia es una “Palabra viva y eficaz que penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12) Nada que puedan presentar los hombres tiene el poder de la Palabra. No hay testimonio, ni explicaciones intelectuales, que logren el efecto de la Palabra. Por eso, debemos estar conscientes que Dios lleva a cabo la obra en los corazones por medio de su Palabra, por eso se debe evangelizar con la Palabra de Dios, porque es ella la que convierte el alma (Salmo 19:7)
Una vez que la persona se convirtió, ¿necesitará meditar y escudriñar cada día las Escrituras?
Sí, durante toda la vida cristiana, necesitaremos de los efectos de la Palabra. La Biblia se define a sí misma como varias cosas que son efectivas para el bien del hombre, por eso que debemos imitar a nuestro Señor, a quien se aplican estás expresiones: “Oh, ¡cuánto amo yo tu ley! Todo el día es ella mi meditación” (Salmo 119:97)
He aquí algunas de las virtudes que tiene la Biblia y que la hace semejante a distintas cosas
La Biblia es para el hombre como un ESPEJO; Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores, engañándoos a vosotros mismos. Porque si alguno es oidor de la palabra, pero no hacedor de ella, éste es semejante al hombre que considera en un espejo su rostro natural. Porque él se considera a sí mismo, y se va, y luego olvida cómo era. Mas el que mira atentamente en la perfecta ley, la de la libertad, y persevera en ella, no siendo oidor olvidadizo, sino hacedor de la obra, éste será bienaventurado en lo que hace. (Santiago 1:23- 25) Con esto, Dios nos enseña que, al ponernos en contacto con la Palabra, como ella discierne las intenciones del corazón, todo lo que tenemos dentro, lo empezamos a notar, y lo comenzamos a ver como quien se mira en un límpido espejo. Allí nos damos cuenta en que condición estamos y como son las cosas verdaderamente.
La Biblia es como FUEGO: ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová…? (Jeremías 23:29) El fuego es un símbolo de lo que juzga, del juicio. Y efectivamente, viéndonos en el espejo de la Palabra comenzamos a juzgar las cosas, ante las cuales en otro tiempo éramos completamente indiferentes.
La Biblia es como un MARTILLO: ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? (Jeremías 23:29) Un martillo que golpea una y otra vez. Ese martillo tiene el poder de quebrantar el corazón más endurecido para que se convierta.
La Biblia es una SEMILLA que da como fruto, la vida eterna. (Lucas 8:11) Una simiente incorruptible que se siembra en los corazones, y por medio de la cual se nos comunica una vida nueva “siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre” (1 Pedro 1:23) pues Dios… “de su voluntad, nos hizo nacer por la palabra de verdad.” (Santiago 1:18)
La Biblia es el ALIMENTO ESPIRITUAL. “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4) y si somos hijos de Dios, tenemos que desear “como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcamos” (1 Pedro 2:2)
La Biblia es AGUA, Un agua pura que limpia y purifica los corazones: “Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra” (Efesios 5:25,26) Jesús dijo: “Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado” (Juan 15:3) La Palabra limpia, en el sentido que cuando alguien ve y comprende por la Palabra que está obrando mal, o se encuentra en pecado, la Palabra obra llevándolo al reconocimiento y la confesión, de esa manera, lo que estaba estorbando o manchando su testimonio, queda limpio como aquello que estaba sucio y estuvo bajo el efecto del agua limpia.
La Biblia es como MIEL: Ezequiel dice que le fue dicho: “Hijo de hombre, alimenta tu vientre, y llena tus entrañas de este rollo que yo te doy. Y lo comí, y fue en mi boca dulce como miel” (Eze.3:3) El apóstol Juan expresa: “Entonces tomé el librito de la mano del ángel, y lo comí; y era dulce en mi boca como la miel, pero cuando lo hube comido, amargó mi vientre.” (Apocalipsis 10:10) La miel es deliciosa, como lo es la Palabra de Dios para los creyentes. Con ella nos llenamos y deleitamos, más también, en ella, se encuentran cosas, que como en el caso del apóstol Juan, le trajeron amargura, pues en aquel escrito estaban también anunciados todos los juicios de Dios,
La Biblia es LUZ. “Lámpara es a mis pies tu palabra, Y lumbrera a mi camino” (Salmo 119:105) en medio de la oscuridad moral que nos rodea en este mundo, la Biblia es una lámpara que con su luz nos alumbra el camino, para que veamos claramente todas las cosas. De esa manera, guiándonos por medio de ella, no tropezaremos ni caeremos en las asechanzas del Diablo
Todas estas cosas, describen de alguna manera lo que es la Biblia para nosotros, y su valor es más precioso que el oro. “Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, Y sus frutos más que el oro fino” (Proverbios 3:14) Por ella, es despertado el oído y se produce la fe. “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios” (Romanos 10:17) Concluimos, por lo tanto, reconociendo: ¡Cuán importante es el contacto con la Palabra! No puede haber una vida cristiana, sana y feliz, si falta la lectura y meditación de la Palabra de Dios. Por este motivo también es tan importante que nos congreguemos, pues cuando nos reunimos y se abre la Palabra, somos edificados. Dios se dirige a nosotros y nos habla al corazón. Hasta en nuestras relaciones terrenales, es imposible tener comunión con alguien, si falta la comunión para conocernos, para informarnos etc. Lo mismo es para con Dios. Cuando oramos, le hablamos a él y le volcamos nuestro corazón, y luego la relación se hace productiva cuando el Señor es el que nos habla y nos da respuesta a todo cuanto necesitamos.
Démosle más lugar a la Biblia en nuestra vida, en nuestros hogares, en los momentos de reunión. Ella es la que tiene el poder y la que permanece para siempre. Recordemos siempre aquel aforismo que dice acerca de la Biblia. ¡Léela para ser sabio, créela para ser salvo y practícala para ser santo”!
¡Dios bendiga su Palabra!
LECTURA DE LA SEMANA