PROPICIACIÓN

“En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10)

“Jesucristo el justo… Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo” (1 Juan 2:1,2)


La palabra: Propiciación, muchas veces se malinterpreta.

El Apóstol Juan nos dice que él es la propiciación, no solamente por nuestros pecados, sino también por los de todo el mundo. (1 Juan 2:2) Y ante esta aseveración, algunos interpretan que, si dice: “también por los de todo el mundo” eso quiere decir que no hay condenación para nadie, ya que finalmente todos serán salvos. Otros, para desestimar ese pensamiento, dicen que no hay que tomar ese versículo literalmente, sino entender que solo es la propiciación de los que por fe lo reciben como salvador.

Ambas interpretaciones son erróneas. Propiciación, es la ofrenda que apacigua la ira de Dios porque satisface su justicia haciendo que de esa manera Dios sea propicio. La palabra propiciación, tiene su raíz en la idea de cubrir. El propiciatorio era la tapa del arca que la cubría, y donde se colocaba la sangre del sacrificio. Por eso cuando se habla de propiciación se habla de cubrir, pagar…  Y esto lo hizo Cristo por todos, sin excepción. Ahora todos tienen la posibilidad de ser salvos si creen en él, porque él apaciguó la justicia divina por todos, pero solo son salvos los que reciben por fe la salvación ofrecida.

¿Quiénes pueden ser salvos? Todos. Porque potencialmente Jesús se ofreció a sí mismo por todos.

¿Quiénes son salvos? Únicamente aquellos que por fe han recibido a Cristo como Salvador.


Pensamientos para reflexionar

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