PECADOS QUE ABRUMAN

“Tú eres Dios que perdonas, clemente y piadoso, tardo para la ira, y grande en misericordia, porque no los abandonaste” (Nehemías 9:17)


A veces, llegamos a pensar que nuestros pecados no pueden tener perdón. Quizás, en la vida, hemos pecado haciendo cosas que causaron dolor, con consecuencias irreparables.  Con  nuestro proceder deshonramos al Señor y defraudamos a la gente, y tal como ocurrió con David, “hicimos blasfemar a los enemigos del Señor con lo que hicimos” (2 Samuel 12:14). Este sentimiento nos abruma.

Satanás, aprovecha eso, pues él,  primeramente induce al pecado; y luego aflige y tortura con el sentimiento de culpa, haciéndonos sentir que ya no hay remedio.

En realidad, pensar que nuestro pecado no tiene perdón, no es algo tan desatinado. Sin embargo,  debemos saber que a pesar de eso, podemos ser perdonados.

Dios no perdonó al pecado, sino al pecador. La Biblia, no enseña que Dios perdona al pecado, sino que nos perdona a nosotros de nuestros pecados, cuando aceptamos a Jesucristo como nuestro Salvador. Porque “Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros” (Isaías 53:6) Y condenó al pecado en la carne de él (Romanos 8:3 V. Mod) “Él,  llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24) y por medio de él se nos ofrece el perdón.

Obviamente, Satanás, siempre se opone a que los hombres reciban esta buena noticia.

El pecado abruma, pero, en Cristo hay perdón y restauración, y esa es la buena nueva que anunciamos.


Pensamientos para reflexionar

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