Una palabra de exhortación
Uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo…y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron… Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno. (Marcos 9:17,18 y 28.29)
Los discípulos del Señor se vieron frustrados al no poder liberar a un joven de un espíritu malo que lo dominaba (Marcos 9:14-23) Disputaban con los escribas, mientras que el padre del muchacho acudió directamente a Jesús quien lo liberó. Luego cuando los discípulos preguntaron porque ellos no habían podido hacerlo, Jesús les dijo que ese género no se iba si no es con oración y ayuno.
Los discípulos habían recibido poder sobre todo género de demonios y para sanar enfermedades mientras predicaban el reino (Lucas 9:1) Pero, no tuvieron fuerza espiritual para hacerlo por falta de oración y ayuno.
Nosotros, fuimos facultados por el Señor para serle testigos, llevando las buenas nuevas y manifestando en nuestras vidas, la vida de Cristo. Y, sin embargo, muchas veces nos encontramos impedidos, con poca fuerza, etc. por falta de oración y ayuno.
Nos referimos al verdadero ayuno. Hoy es común que la gente ayune por salud o estética. Muchas sectas religiosas y filosofías orientales hacen diversos tipos de ayunos, pero el ayuno bíblico y espiritual no consiste en abstenerse de alimentos, sino en no alimentar la carne.
En el sentido espiritual debemos no alimentar la carne, con las cosas que están en el mundo y que la alimentan en sus concupiscencias.
El ayuno bíblico, está caracterizado por una constricción de espíritu, donde afligidos espiritualmente se dedicaban a la oración sin impedimentos ni interrupciones.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar