“Todas mis fuentes están en ti” (Salmo 87:7)
“Porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17)
Los creyentes a veces confundimos nuestra fuente de gozo. Son tantas las bendiciones que recibimos de Dios, que muchas veces, cuando se le pregunta a alguien porque está gozoso, o en qué se goza; contesta: “Porque tengo salud, una familia hermosa, hijos maravillosos, un buen trabajo, me reúno en una hermosa congregación…”
Todas estas cosas son verdaderamente para gozarse y darle gracias a Dios, » no olvidando ninguno de sus beneficios” (Salmo 103.2) Pero no son realmente nuestra fuente de gozo. Nuestra fuente de gozo es el Señor mismo “El Dios de mi alegría y de mi gozo” Salmo 43:4)
Sino, pensemos: ¿Por qué a veces estamos tan afligidos? ¿Nos ha fallado el Señor? No, de ninguna manera. Lo que sucede es que a veces, esa salud que tanto apreciábamos, falta, o, la familia no responde tal como nos gustaría; los hijos se ausentan, el trabajo escasea, y en la congregación pasan cosas y debemos ejercitar la paciencia… Antes estas cosas, se dirá: ¿Así, quién puede estar gozoso? Sin embargo, es posible gozarse, si nuestra fuente de gozo es el Señor y no las bendiciones con las cuales nos colma.
El gozo debe producirse desde adentro hacia afuera, pero, nosotros nos acostumbramos a que sea al revés: «Desde afuera hacia adentro», al recibir tantas bendiciones; y si eso nos pasa, cuando nos faltan esas bendiciones perdemos toda clase de gozo.
Pensamientos para reflexionar