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“Porque en él (EN CRISTO) habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad, y vosotros estáis completos en él” (Colosenses 2:9,10)
“Mirad por vosotros mismos, para que no perdáis el fruto de vuestro trabajo, sino que recibáis galardón completo” (2 Juan 1:8)
Cuenta la leyenda, que Alejandro Magno, al visitar Corinto quiso conocer a Diógenes el filósofo. Sorprendido al ver a Diógenes viviendo en la indigencia y queriéndolo ayudar, le pregunto desde arriba de su caballo que podía hacer por él. Diógenes que descansaba tranquilo le respondió: Si quieres hacer algo por mí, entonces hazte a un lado, porque me estás quitando el sol. Yo no quiero nada de lo tuyo, solo no me quites lo que es mío…
Diógenes pertenecía a la escuela cínica, y consideraba a la civilización y su forma de vida como un mal en sí misma. El cristiano no tiene nada que ver con los pensamientos filosóficos de estos hombres. Sin embargo, en un sentido, tampoco tenemos que permitir que nadie nos quite lo que es nuestro. Lo que no nos pueden dar.
¿Y qué tenemos los cristianos que el mundo no pueda darnos? Tenemos paz, gozo y felicidad en comunión con Dios y podríamos seguir enumerando. Cosas que el mundo no conoce ni puede brindarnos, pero si puede robarnos. Porque “Las malas compañías corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33 V. Mod)
Un cristiano que no camina en separación de lo que Dios desaprueba, pierde mucho. Porque es llevado a hacer cosas que lo contaminan espiritualmente y le hacen cortar su comunión con Dios.
No deseemos lo de los otros, ni permitamos que nos quiten lo que es nuestro.
Pensamientos para reflexionar
