“Los cielos cuentan la gloria de Dios, Y el firmamento anuncia la obra de sus manos” (Salmo 19:1)
“Habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido… cambiaron la verdad de Dios por la mentira, honrando y dando culto a las criaturas antes que al Creador, el cual es bendito por los siglos. Amén.” (Romanos 1:21 y 25)
Todos los salvos, son salvos por gracia mediante la fe. Y los que se pierden, ¿por qué se pierden?
La Biblia es clara al respecto y dice que los que se pierden es debido a que no conocieron a Dios, ni han obedecido al evangelio de nuestro Señor Jesucristo (2 Tesalonicenses 1:9)
Hay quienes nunca escucharon el evangelio de salvación, porque vivieron en tiempos antiguos antes de Cristo y en lugares aislados de todo. A pesar de todo eso, Dios se reveló a ellos a través de la creación misma. “Porque las cosas invisibles de él, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa” (Romanos 1.20)
Toda persona, por trasmisión oral ha sido informada por sus mayores de cómo fueron las cosas en el comienzo, así como luego del diluvio universal, cada civilización tiene una información dada acerca de la salvación en un arca, etc.
El hombre frente a la naturaleza, se sitúa frente a un testimonio elocuente de su creador. Ese testimonio, basta para la criatura reconozca y honre a su creador. Por eso, muchos vivieron conscientes de la existencia de Dios, y conforme a la revelación recibida obraron por fe, creyendo en ese Dios. Otros, lamentablemente, se desviaron y honraron lo creado en vez de a su creador.
(Continúa en la parte 2)
Pensamientos para reflexionar