“Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe” (Efesios 2:8,9)
“Dios nuestro Salvador… nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia” (Tito 3:5)
“Y si por gracia, ya no es por obras; de otra manera la gracia ya no es gracia. Y si por obras, ya no es gracia; de otra manera la obra ya no es obra” (Romanos 11.6)
Muchos consideran su estado y dándose cuenta de lo mal que están, piensan que tienen que redimirse. Esto es como decir que tienen que liberarse de esa condición en la que se encuentran y empezar una nueva vida. Como sentimiento es muy lindo, pero, lamentablemente, pronto experimentarán que nadie se redime a sí mismo. La redención es por medio de Jesucristo. Él únicamente nos hace libres y nos cambia, y convertidos, caminamos de otra manera, pues para todos aquellos que lo han recibido confiado en él como salvador, hay una nueva vida, pues nacen de nuevo espiritualmente (Juan 3:7)
Hay quienes piensan que redimirse es empezar a portarse bien, a orar, leer la Biblia y congregarse en alguna “iglesia” Pero, en realidad, estas cosas, aunque son buenas, no salvan a nadie. Si estas cosas pudieran salvar a las personas, cambiarles sus vidas, y hacerlos personas distintas, entonces, por demás murió Cristo. (Gálatas 2:21)
La Biblia dice que nadie es salvo por buenas obras, sino por fe en Jesucristo, sobre la base de su sacrificio en la cruz del calvario donde murió por nuestros pecados. Si leyendo la Biblia y orando, o yendo a la reunión, el hombre comprende esta verdad, confía en Jesús y le abre el corazón al Salvador, Dios lo perdona y recibe en su seno. De lo contrario, todas esas cosas por buenas que sean, no salvan a nadie.
Pensamientos para reflexionar