MOISÉS Y LA ZARZA QUE ARDÍA (1)

“Y se le apareció el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema” (Éxodo 3:1-3)

“Yo soy el hombre que ha visto aflicción bajo el látigo de su enojo” (Lamentaciones 3:1)

“Porque Jehová me ha angustiado en el día de su ardiente furor. Desde lo alto envió fuego que consume mis huesos” (Lamentaciones 1:13)


En el monte Horeb se le apareció a Moisés el Ángel de Jehová en una llama de fuego en medio de una zarza; y él miró, y vio que la zarza ardía en fuego, y la zarza no se consumía. Entonces Moisés dijo: Iré yo ahora y veré esta grande visión, por qué causa la zarza no se quema. (Éxodo 3:1-3)

Todo cristiano renacido es un siervo de Dios y debe estar preparado para que Dios lo utilice, pero antes de ser utilizado debe aprender varias cosas.

Dios le dijo a Moisés que quitara el calzado de sus pies porque el lugar que pisaba era santo.

Allí en la zarza, Moisés vio brillar la gloria de Dios, y lo primero que aprendió y que debemos aprender nosotros, es que el Dios que nos llama es santo.

También que, así como esa zarza somos nosotros y tendríamos que ser devorados por el fuego de los juicios de Dios. porque “El mejor de nosotros es como el espino; el más recto, como zarzal” (Miqueas 7:4) Pero, Dios en su gracia, le hizo ver esa maravilla. La zarza no se consumía. Eso es porque otro sería consumido ocupando su lugar. Nuestro Señor Jesucristo fue quien recibió el fuego desde lo alto en lugar de los suyos (Lamentaciones 1:13) Y quien ahora nos manda como siervos suyos para que anunciemos las buenas nuevas de salvación.

Continúa en la parte (2)


Pensamientos para reflexionar

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