MOISÉS (1)

(Leer Éxodo 4:1-9)

“A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?, a éste lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le apareció en la zarza. Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años” (Hechos 7:35,36)


Moisés fue un hombre llamado por Dios para llevar a cabo una gran misión. En esa misión, como en todo trabajo para la gloria de Dios, el obrero debe parecerse a Cristo, el Siervo perfecto. Moisés, en muchas facetas de su vida y servicio, es una imagen del Señor como el hombre enviado para liberación de la esclavitud de aquellos que estaban sufriendo.

Aquel hombre Moisés, aunque elegido para llevar a cabo los planes de Dios, tuvo sus debilidades. Actuando precipitadamente mató a un egipcio. (Éxodo 2:11-14) La Biblia dice que los hombres de Dios deben ser irreprensibles. Satanás se habrá puesto muy contento cuando Moisés cometió ese error, pues luego instigaría a todos a considerarlo reprensible por lo que había hecho y debido a eso, lo acusaría siempre para que fuera descartado para el servicio. Sin embargo. Dios perdonó a Moisés, y dijo “irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios” (Romanos 11:29) Por lo cual, Moisés, que, en un momento, fue digno de ser reprendido, fue restaurado y utilizado por Dios para que cumpliera su llamamiento.

En su misión, tuvo que aprender muchas cosas. Aprendió la obediencia, y lo que es la gracia y la misericordia de Dios. Así como nosotros también debemos aprenderlo, considerando que Dios está por encima de todo poder, y que toda victoria, como todo lo que Dios lleva a cabo, lo realiza en Cristo.

Continúa en la parte 2


Pensamientos para reflexionar

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