MAÑANA PODRÍA SER TARDE

 “He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación” (2 Corintios 6:2)


Frecuentemente nos sorprende la noticia de la muerte de alguien y lamentamos no haber estado más cerca suyo, no haberle hablado de Dios, no haberle insistido para que aceptara a Cristo como su salvador.

La muerte llega inexorablemente y termina con la posibilidad de ponerse a cuenta con Dios, ya que en  la condición en la que uno muere, allí queda.

Sin embargo, no solamente la muerte es la que cierra las posibilidades. La pronta venida de nuestro Señor Jesucristo. “vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis” (Juan 14:3) cerrará las puertas de la salvación para todos los que escucharon el evangelio y no recibieron al Salvador.

Entre los que se pierden están los que despreciaron abiertamente la gracia: Ateos, blasfemos,  burladores, pero también, aquellos que dijeron: ¡Qué verdad! ¡Qué grande es el amor de Dios! Oren por mí. Me gustó la predicación,… Pero que no recibieron a Cristo como su salvador porque no quisieron dejar “sus vidas”

“Se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos” (2 Tesalonicenses 2:10) 

Todos conocemos a personas en esta condición. Presentémosle el evangelio y oremos sin desmayar. “Para que busquen a Dios mientras puede ser hallado” (Isaías 55:6)

El Señor nos apercibe diciéndonos: “Prepárate para venir al encuentro con tu Dios” (Amos 4:12)


Pensamientos para reflexionar

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