“No os conforméis a este siglo” (Romanos 12:2)
“… Para no vivir el tiempo que resta en la carne, conforme a las concupiscencias de los hombres, sino conforme a la voluntad de Dios… A éstos les parece cosa extraña que vosotros no corráis con ellos en el mismo desenfreno de disolución, y os ultrajan” (1 Pedro 4:2 y 4)
Los cristianos debemos apegarnos a las enseñanzas bíblicas y no dejarnos confundir por las costumbres del mundo. Esto que parece una obviedad, no lo es tanto, pues lamentablemente, no todo el ámbito cristiano vive apegado a Dios y a su palabra separado del mundo como sistema. Luego, esa falta de separación, lleva a tener que “nivelar para abajo” aduciendo que los tiempos cambian, y que ya no se puede vivir como se vivía antes, etc.
Obviamente los tiempos y las costumbres cambian, pero la Palabra de Dios permanece para siempre, porque los principios espirituales no cambian.
Como principios espirituales no nos referimos a las formas y costumbres adquiridas a través de los tiempos por interpretaciones bíblicas particulares que luego se han impuesto como doctrina, sino a lo que la misma Palabra de Dios claramente dice.
Por ejemplo: Cuando la palabra habla sobre cómo debemos conducirnos, cómo vestirnos, cómo adornar en nosotros la doctrina de Dios nuestro salvador (Tito 2:10) dice claramente que actuemos con integridad, en amor, sin hipocresía. Y que nuestro atavío sea con pudor y modestia. Que no sea ostentoso, impúdico, lujoso, ni mundano… Estos principios espirituales no cambian, y eso es lo que debemos mantener a ultranza.
Que el mundo cambie no debe alterarnos. Los cristianos debemos vivir como Dios nos manda, no transigiendo, ni adaptándonos a las formas y costumbres de los que no conocen a Dios.
Pensamientos para reflexionar