“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” (Isaías 57:15)
Un creyente estadounidense al volver de China, contaba:
Tuvimos hermosos momentos de comunión cristiana meditando la Palabra por tres días con veintidós creyentes chinos. Al finalizar las reuniones, les pregunté qué pasaría si las autoridades nos encontraran reunidos. La respuesta fue que a mí me deportarían y que cada uno de ellos irían tres años a la prisión. Cuando pregunté cuantos de los presentes habían estado presos, dieciocho levantaron la mano. Allí contaron que, para alimentarse espiritualmente, cómo no tenían Biblias se pasaban trozos de papel donde transcribían un capitulo de las Escrituras. Y cada uno de los que los recibía, lo memorizaba y lo pasaba a otro.
Al despedirse de los hermanos, ellos le dijeron: Hermano, ore para que nosotros podamos ser como ustedes, y tener esa libertad. El creyente contestó que esa oración no la haría. Sorprendidos le preguntaron porque; y él les dijo: Porque mejor oraré que nosotros podamos ser como ustedes.
Ustedes viajaron un día en camión para poder estar en las reuniones. En mi país nadie maneja una hora para reunirse. Ustedes estuvieron sentados tres días en el piso de madera, en mi país nadie va a la reunión si no tiene un asiento cómodo y aire acondicionado. Ustedes no tienen Biblias, pero la leen, nosotros tenemos en promedio 2 Biblias por familia, pero no las leemos… Mejor oraré para que nosotros podamos ser como ustedes.
Pensamientos para reflexionar