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“El que venciere heredará todas las cosas, y yo seré su Dios, y él será mi hijo. Pero los cobardes e incrédulos, los abominables y homicidas, los fornicarios y hechiceros, los idólatras y todos los mentirosos tendrán su parte en el lago que arde con fuego y azufre, que es la muerte segunda” (Apocalipsis 21:7,8)
La Biblia habla claramente de la salvación de aquellos que son hijos de Dios y de la perdición de quienes rehúsan creer en Cristo Jesús (Juan 3:36) Lo que a muchos les llama la atención, es que entre quienes irán al lago de fuego, se encuentren mencionados, primeramente, los cobardes.
Es fácil comprender que quienes desprecian la vida y hacen cosas abominables. Quienes se entregan a la inmoralidad sexual o entran en el ámbito satánico del ocultismo, se pierdan. Pero, es más difícil comprender que la cobardía esté en la misma lista de cosas aberrantes que llevan a las personas a la perdición.
Sin embargo, es bien comprensible. Pues, el reino de los cielos es de los valientes (Mateo 11:12 V. Mod) Muchos no confiesan a Cristo por temor a perder su familia, su matrimonio, perjudicar su reputación, su posición laboral, por temor a las burlas, o para no ser echados de su religión (Juan 9:22) Eso es cobardía.
Dios no dice que sea cobardía evitar una pelea callejera, sino, por el contrario, dice “La cordura del hombre detiene su furor; Y su honra es disimular la ofensa” (Proverbios 19:11) Pero dice que es cobardía, rechazar a Cristo por temor al cambio. Despreciar la gracia por el simple deseo de seguir disfrutando los deleites temporales del pecado.
Por eso, si aún no lo has hecho, ¡se valiente!, recibe a Cristo como tu Salvador.
Pensamientos para reflexionar
