“Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28)
“¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís el bien?” (1 Pedro 3:13)
¡Qué importante en la vida es hacer lo correcto!
Por lo general, pensamos que la mejor decisión es la más ventajosa a los ojos de los hombres. La que no nos haga quedar mal con nadie. Pero no es así en este mundo que está al revés. No es así donde a lo malo se le dice bueno y a lo bueno malo. La decisión mejor es la que implica la voluntad de Dios, la cual si no la conocemos la debemos buscar en oración y en su comunión.
Los amigos de Daniel no fueron unos necios al decidir no inclinarse ante la imagen creada por Nabucodonosor (Daniel 3) Ni ninguno de los testigos que nos presenta la Biblia que, por elegir no pecar, como hizo José, tuvo que padecer la prisión u otros males.
Siempre, hacer lo correcto es lo mejor, y debemos saber que cuando estemos decididos a tomar la mejor decisión vendrá satanás como un Cuco para que retrocedamos, pero debemos decir, como dijo el Señor. “¡Quítate de delante de mí, Satanás!” (Mateo 16:23) y seguir adelante.
Obrando fuera de la voluntad de Dios, podrá parecer ventajoso de momento, pero luego no podremos evitar llevar las consecuencias y estaremos solos, porque pecar corta nuestra comunión con Dios.
Obrar en la voluntad de Dios, podrá ponernos al mundo en contra, pero no estaremos solos, el Señor estará a nuestro lado.
Pensamientos para reflexionar