LAS OVEJAS DE SU PRADO

“Yo apacentaré mis ovejas, y yo les daré aprisco, dice Jehová el Señor. Yo buscaré la perdida, y haré volver al redil la descarriada; vendaré la perniquebrada, y fortaleceré la débil” (Ezequiel 34:15,16)

Y nosotros, pueblo tuyo, y ovejas de tu prado, Te alabaremos para siempre; De generación en generación cantaremos tus alabanzas” (Salmos 79:13)


Dios compara a los suyos con animales de condición gregaria, como por ejemplo las ovejas. Gregario, del latín gregarius “grey”. “del rebaño” Lo cual nos hace ver que, como creyentes, tenemos la necesidad imperiosa de congregarnos, y no vivir nuestra vida cristiana como seres solitarios.

Sobre todo rebaño hay un pastor, y nuestro Pastor, es el Señor Jesucristo, quien dio su vida por las ovejas.  Quien en su amor sigue cuidándonos cada día.

Las ovejas necesitan de un cuidado pastoral, necesitan vigilancia y quien las apaciente. Apacentar es dar pasto al ganado, o llevar al ganado a un lugar seguro para pastar. La Biblia dice acerca de nuestro Señor: “En lugares de delicados pastos me hará descansar; Junto a aguas de reposo me pastoreará” (Salmo 23:2) ¡Qué bellos son los cuidados del Señor para con los suyos!  Pastos delicados, aguas de reposo… Una oveja fuera del rebaño, pierde estos privilegios, se alimenta de cosas no buenas, y no tiene reposo, quedando además expuesta a su depredador.

¿Cuál será la oveja que se encuentre más segura? La que permanezca cerca del Pastor. Para permanecer cerca del buen Pastor, no hay que abandonar el rebaño. Las ovejas son curiosas y fácilmente se descarrían.  Luego, cuando el pastor las trae nuevamente, por lo general, vienen lastimadas. Así nos pasa a nosotros.

Por lo tanto. No perdamos la bendición, no dejemos de congregarnos.


Pensamientos para reflexionar

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