
“La boca del justo habla sabiduría, Y su lengua habla justicia. La ley de su Dios está en su corazón; Por tanto, sus pies no resbalarán” (Salmo 37:29-30)
“Y enseña a ellos las ordenanzas y las leyes, y muéstrales el camino por donde deben andar, y lo que han de hacer” (Éxodo 18:20)
La humanidad crece cada día y necesita imperiosamente leyes para subsistir. Los hombres crean sus propias leyes, pero por sobre las leyes de los hombres, están fundamentalmente las leyes de Dios.
Si alguien conduciendo un automóvil acelera y cruza con el semáforo en rojo. Y otro se venda los ojos y cruza corriendo una gran avenida. Lo menos que les puede pasar es que se lleven un buen susto, sufran un accidente, se les haga una multa, etc. ¿Esto se debe a una cuestión de suerte?: No. Eso es debido a que han pasado por alto las leyes y las ordenanzas.
Así como hay leyes para conducirnos, hay otras leyes para que nada nos pase. La tierra gira, los astros giran, pero todo, bajo leyes perfectas establecidas por el creador. Uno puede creerlo o no, pero las leyes se cumplen. Ejemplo de eso, lo vemos a diario frente a la ley de la gravedad. Alguien puede negar esa ley, pero si salta desde una altura, verá que indefectiblemente caerá para abajo.
Dios estableció leyes que los hombres deben cumplir para vivir bien. Estableció leyes matrimoniales. Leyes que dicen como debe comportarse el hombre, y cómo la mujer. Leyes para los padres y para los hijos. El cumplimiento de estas leyes, preservan no solamente a la familia, sino a la sociedad, de la cual la familia es la célula básica.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar