LA VIDA CRISTIANA ES COMO ANDAR EN BOTE

“Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y están escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos. Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga” (1 Corintios 10:11.12)

“Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza” (2 Pedro 3:17)


La vida cristiana es como andar en bote. Hay que remar y avanzar sin detenerse, sabiendo que cuando uno se detiene, no queda detenido y se estanca en ese lugar. Cuando uno se detiene, la corriente lo empuja, lo mueve, lo lleva…  y para retomar, luego habrá que orientar la proa en la dirección correcta y remar, de lo contrario la fuerza de la corriente nos llevará a la deriva.

En lo espiritual sucede lo mismo. Para avanzar espiritualmente necesitamos esforzarnos y estar bien orientados. Para irnos a la deriva no. Con solo bajar los brazos y descuidarnos todo sucederá naturalmente.

David siendo rey cometió ese descuido. En lugar de haber salido a la guerra, se quedó en su casa (Léase 2 Samuel 11) Estando en su casa, desde el terrado de la casa real, vio a una mujer que se estaba bañando. La codició, y se desencadenaron todos los males: Adulterio, mentiras, traición, muerte… Una cosa lo llevó a la otra hasta que intervino la gracia de Dios para sacarlo de ese abismo de mal.

Si a David, siendo el rey según el corazón de Dios le sucedieron todas esas cosas, a nosotros también nos pueden pasar. No dejemos de congregarnos, de orar, de leer. No dejemos de remar, sino seremos arrastrados por cosas que al principio podrían parecer lícitas, pero que pueden ser utilizadas para llevarnos a la ruina.


Pensamientos para reflexionar

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