
“De cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción…” (1 Corintios 5:1-2)
Algunos se preguntan: ¿Es justo dejar a una persona condenada a la soledad? ¿Qué sentido tiene?, ¿Qué se busca con eso? ¿Es una actitud que la Biblia autoriza? Y muchos otros interrogantes por el estilo.
En realidad, la Biblia habla sobre el tema en casos de disciplina, para corregir ciertas formas de obstinación y para quien se encuentre en pecado fuera de la comunión con Dios, razone, vuelva en sí, se arrepienta y confiese su pecado para poder de esa manera ser restaurado.
Israel sería llevado al desierto (figura de tener que quedar en la soledad) para que Dios pudiera hablarle a su corazón (Oseas 2:14)
El hombre que convivía con la mujer de su padre, pecando de esa manera y teniendo un repudió publico aún entre la gente del mundo, debía ser quitado de los beneficios de la comunión, y con el tal ni aun comer, ni participar de eventos sociales, ni nada, para que Dios obrara en aquello que él endurecido por su pecado no pudo ver. Y así fue. Pues, finalmente, como era un creyente, se arrepintió, confesó su pecado y fue restaurado (Véase 1 Corintios 5: 1-13 y 2 Corintios 2:5-11)
Abstenerse de abrazar (Eclesiastés 3:5) como medida disciplinaria, no es una forma de castigo, sino un medio de buscar el bien y la restauración, mostrando tambien que la Iglesia no participa ni está de acuerdo con ese pecado.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar