
“Y Jehová dijo a Caín: ¿Dónde está Abel tu hermano? Y él respondió: No sé. ¿Soy yo acaso guarda de mi hermano? Y él le dijo: ¿Qué has hecho? La voz de la sangre de tu hermano clama a mí desde la tierra” (Génesis 4:9,10)
“Os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial …a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel” (Hebreos 12:22,24)
La Biblia nos dice como Dios creó a todo el género humano, y como el pecado entró en el mundo por un hombre: (Adán), quien pecó contra Dios en desobediencia. (Romanos 5:12) Luego de eso, todo se precipito rápidamente al mal. Alguien podría haber dicho: ¿Por esa desobediencia tanta tragedia? Y la respuesta es SÍ. El pecado es así, nunca sabemos hasta donde llegará en sus efectos nocivos.
Adán y Eva tuvieron hijos, entre esos hijos estaban Caín y Abel. La Biblia dice que: “Andando el tiempo” (Génesis 4:3) frase que indica que había pasado ya un tiempo considerable, cuando Caín le dio muerte a su hermano Abel. El pecado no solo había producido cardos y espinos sobre la tierra, sino que produjo este crimen horrible por alguien que jamás había visto que mataran a un hombre.
Caín, a pesar de las advertencias de Dios, fue sometido por el pecado y se convirtió en fratricida. Abel su hermano, fue una víctima inocente de la envidia de su hermano, y su sangre clamó a Dios desde la tierra. Abel se parece al Señor Jesús, quien, por envidia fue entregado a muerte (Mateo 27:18) y su sangre también habla.
La sangre de Abel, clamó a Dios desde la tierra, por el hecho injusto reclamando justicia. La Sangre de Cristo, habla mejor que la de Abel, porque clama misericordia, ofreciendo el perdón y la paz.
Pensamientos para reflexionar