LA SALVACIÓN NO SE PIERDE (Parte 2)

“Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros” (1 Juan 2:19)

“Les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2 Pedro 2:2)


Muchos creen que algunos creyentes pierden su salvación, porque no diferencian lo que es la verdadera fe que hace que una persona nazca de nuevo, con la simple aceptación de fe intelectual que tienen algunos.

Quien no nazca de nuevo por medio de la obra del Espíritu Santo en su interior y de la palabra de vida (Juan 3: 5) puede congregarse, bautizarse, cambiar su manera de hablar, etc. pero, con todo y con eso no ser salvo.

Tales personas, nunca pasaron de la muerte a la vida. Es de ellos que el Señor dijo: “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos” (Mateo 7:21) 

A esas personas, cuando algo los pone realmente prueba, ya no siguen en el camino, dejan de congregarse, se ahuyentan, y para muchos, es esa clase de personas las que han perdido su salvación y se volvieron al mundo. Cuando en realidad, no perdieron su salvación, sino que en ellos se pone de manifiesto que nunca fueron salvos.

Tengamos presente: Dios no recibe hoy a alguien como su hijo (Juan 1:12) y luego a ese hijo lo envía al infierno. Dios sella lo que es de su posesión con el Espíritu Santo para el día de la redención del cuerpo (Efesios 4: 30) y ninguno de sus sellados se perderá, pues la salvación, no se pierde.


Pensamientos para reflexionar

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