LA OBRA DEL SEÑOR

“Oh Jehová, aviva tu obra en medio de los tiempos, En medio de los tiempos hazla conocer” (Habacuc 3:2)

Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. (1 Corintios 15:58)


El misionero William Carey (1761–1834) solía decir: “Yo estoy dispuesto a bajar al pozo, pero ustedes son los que sostienen la soga” En alusión a que los demás hermanos debían sostener con sus oraciones y compromiso de corazón la obra que el Señor hacía.

Dios hizo todas las cosas que hoy nos maravillan de una manera perfecta solo. Es decir que él puede hacer las cosas, mejor sin nosotros que con nosotros. Sin embargo, se goza en ocuparnos en lo suyo, para que llevemos frutos para su gloria.

Trabajar en la obra del Señor es un gran privilegio. Mucho de lo que se hace, y de los que trabajan en esa obra, son desconocidos.  Obviamente, como desconocidos por este mundo, pero bien conocidos por el Señor (2 Corintios 6:9) Por eso debemos recordar siempre que el cielo será el mejor y más seguro lugar para oír los resultados de nuestra obra.

Ahora es el momento de comprometernos con la obra del Señor, aunque parezca que solo se hacen cosas pequeñas. Hoy somos nosotros los protagonistas. Hoy nos toca trabajar para el Señor como instrumentos útiles en sus manos, y escribir la historia de su obra en estos últimos días. Oremos los unos por los otros Incentivémonos al amor y a las buenas obras. El Señor viene pronto, y su galardón consigo para recompensar a cada uno. (Apocalipsis 22:12)


Pensamientos para reflexionar

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