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“Porque no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino los hacedores de la ley serán justificados. Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por naturaleza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones, dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles sus razonamientos” (Romanos 2 :13-15)
¿Cómo debe interpretarse que los gentiles que no tenían ley, cuando obraban según el pensamiento de Dios, mostraban que tenían la obra de ley escrita en sus corazones?
El pueblo de Israel recibió la ley de Dios por medio de Moisés. Esa ley fue escrita en tablas de piedra.
Por medio de la ley el hombre recibió luz para ver su estado y llegar al conocimiento del pecado. Pero, para que el hombre pudiera hacer la voluntad de Dios se necesitaba una regeneración, un nuevo nacimiento. Pues, allí, la ley pasa a estar en el corazón del hombre. (Jeremías 31:33)
La Biblia no dice que los gentiles que no tienen ley, tienen la ley escrita en sus corazones, pues eso se efectúa recién al ser regenerados. Lo que dice, es que tienen “la obra de ley” escrita en sus corazones. Esto se debe a que a pesar de no saber lo que Dios quiere de ellos, por el testimonio de Dios dado a través de todo lo creado y de su conciencia, ellos obran con temor, haciendo lo que manda la ley de Dios aún sin conocerla.
No saben, por ejemplo, lo que dice la ley acerca del trato para con los padres, ni para con el prójimo, pero honran a sus mayores y se cuidan ante su prójimo. Acusándolos o defendiéndolos sus razonamientos si hacen o no lo indebido.
Pensamientos para reflexionar
