“Tus ojos miren lo recto, Y diríjanse tus párpados hacia lo que tienes delante. Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean rectos” (Proverbios 4:25)
“La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz” (Mateo 6:22)
Dios dice en su Palabra, La lámpara del cuerpo es el ojo… El ojo, representando allí a lo que dirige nuestra mirada, lo que enfoca lo que verdaderamente apreciamos, cumple una función especial en nuestra vida. Porque si el ojo, es un ojo bueno, que busca lo bueno, que se fija en lo verdadero, en lo que es de Cristo Jesús, actuará como una lámpara que ilumina todo nuestro ser. Si, por el contrario, es un ojo que busca fijarse en los deleites temporales del pecado. En las riquezas de este mundo, en las cosas que atraen la visión de las personas que no conocen a Dios, no será una lámpara que ilumine nuestro ser interior, sino que, por el contrario, como dice la Escritura: todo tu cuerpo estará en tinieblas…
Eva tenía muchas cosas para ver y maravillarse, pero vio lo prohibido “vio que el árbol era bueno para comer, y que era agradable a los ojos, y árbol codiciable para alcanzar la sabiduría; y tomó de su fruto, y comió” (Génesis 3:6)
Sansón, podía ver como el Espíritu de Dios comenzaba a obrar en él, pero vio a una mujer filistea que agradó a sus ojos y confrontó con sus padres para que se la tomaran por mujer, pecando contra Dios. En ninguno de los casos hubo en esos momentos un ojo bueno, sino uno malo que trajo solamente tinieblas.
(Continúa en la parte 2)
Pensamientos para reflexionar