LA ENSEÑANZA DE LA BICICLETA

“El eterno Dios es tu refugio, Y acá abajo los brazos eternos” (Deuteronomio 33:27)

“Porque yo Jehová soy tu Dios, quien te sostiene de tu mano derecha, y te dice: No temas, yo te ayudo” (Isaías 41:13)


Un padre le enseñaba a andar en bicicleta a su hija pequeña sosteniéndola con su mano desde atrás mientras la niña pedaleaba. Por momentos el padre la dejaba andar sola y la niña hacía unos metros y se iba de costado… La niña en un momento exclamó: Yo ando bien, el problema es cuando tú quitas tu mano… Ante la reflexión de la niña todos rieron, y la madre que observaba dijo: “Mira que linda enseñanza nos deja esto”

Verdaderamente, así nos sucede a todos en nuestra vida. Vivir y andar es sencillo, cuando somos sostenidos por la mano de nuestro Padre. Ni bien nos movemos solos, tambaleamos y caemos, haciendo la experiencia de cuánto cuesta seguir derecho en la senda.

Dios nunca quita su mano de sobre nosotros, pero, como suele decirse: “El sol sale para todos, pero el morar bajo la sombra del omnipotente, es la porción solamente, de aquellos que viven bajo el abrigo del Altísimo” (Salmo 91:1)

Dios, nuestro Padre, nos enseña a andar y lo hace con paciencia y amor, utilizando también a los suyos   para ayudarnos en el camino. Recordemos que el joven Joas sirvió fielmente al Señor todos los días que vivió el Sacerdote Joiada que lo influenciaba para bien. Más luego de la muerte del sacerdote, el rey Joás oyó a quienes no debía y fue para su ruina. (2 Crónicas 24)


Pensamientos para reflexionar

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