LA DIETA LEVÍTICA (Parte II)

Leer Levítico 11:1-23

“Habiendo aún sacerdotes que presentan las ofrendas según la ley; los cuales sirven a lo que es figura y sombra de las cosas celestiales…”

“Porque la ley, (tenía) la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las cosas…” (Hebreos (8:4,5 y 10:1)


También en la dieta levítica estaban los animales de las aguas. Estos, para ser considerados limpios, debían tener aletas y escamas, de lo contrario estaban excluidos. Ejemplo de lo que no se podía comer en la ley era la anguila, el pulpo, ni peces como el bagre que no tiene escamas. Esto nos enseña que lo que se movía en las aguas, figura de las naciones, del mundo. (Isaías 57:20) debía tener aletas y escamas, lo cual sirve para defenderse y para nadar contra la corriente, para no ser arrastrados con los demás. Porque, como suele decirse: Los únicos peces que son arrastrados por la corriente, son los que están muertos, y el cristiano, por el contrario, es un testimonio de vida.

También eran consideradas inmundas y excluidas de los sacrificios, las aves rapaces, carnívoras, nocturnas cuyas características no son en nada semejables con las características de los hijos de Dios, que se asemejan a Cristo (búho, cuervo, buitre, lechuza, quebrantahuesos)

Y finalmente, los insectos, de los cuales se podían comer la langosta, el langostín y algún otro que además de patas tuvieran piernas para saltar. Es decir, aquella capacidad que le ayudara a pasar sobre los obstáculos. Juan el bautista comía langostas, alimento permitido; porque cada detalle de aquellas cosas que estaban en la ley para el pueblo de Israel en aquel momento, nos hablaba de las virtudes de Cristo.  


Pensamientos para reflexionar

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