
¿Mudará el etíope su piel, y el leopardo sus manchas? Así también, ¿podréis vosotros hacer bien, estando habituados a hacer mal? (Jeremías 13:23)
“Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien…” (Isaías 1:16,17)
Dios declara al hombre totalmente incompetente a causa del pecado. Para el hombre es difícil aceptar eso, y se defiende, alegando que todo ser humano es capaz de hacer cosas buenas, no aceptando de ninguna manera ser reprobado.
Sin embargo, Dios que declara incompetente al hombre, no dice que este sea incapaz de hacer algo considerado bueno delante de sus semejantes, ni de ser quizás compasivo con los animales, cuidadoso del medioambiente, etc. Sino que es totalmente incapaz de hacer lo bueno sin ninguna otra motivación detrás. Incompetente para comprender al ser supremo, de buscar el bien para agradar a Dios. Impedido de entrar en el reino de Dios a no ser a través del nuevo nacimiento (Juan 3: 3 y 5)
Los versículos del encabezamiento hablan de este estado lamentable del hombre. ¿Cómo el hombre podrá hacer bien si está habituado por naturaleza a hacer mal? El mal es algo que nos brota por naturaleza, no necesitamos aprenderlo para practicarlo. En cambio, el bien, es algo que debemos aprender a hacer.
Es como lo vemos a diario. Sobre la tierra crecen los yuyos y malos pastos de forma natural, sin que nadie los siembre, ni se ocupe de ellos, pero si queremos cosechar flores, las cosas ya son distintas. De la misma manera, lo bueno brota en el hombre, luego de su conversión como fruto del Espíritu, manifestando una naturaleza nueva.
Pensamientos para reflexionar