LA CONVERSACIÓN DE UNA MADRE CON SU HIJA ACERCA DE COMO VESTIRSE (2)

“Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad” (1 Timoteo 2:9)


La joven, recapacitó y dijo que nunca lo había visto de esa manera. Que siempre pensó que como los tiempos cambian, la moda cambia, y que, por eso, no pensaba que su manera de vestir podría ser indecorosa o desapropiada. La madre con mucho amor, siguió haciéndole ver que, si bien los tiempos cambian, Dios no cambia. Que, en tiempos de Adán y Eva, la gente obviamente se vestía de otra manera, pero, que cuando se vieron desnudos, tuvieron vergüenza de mostrar sus cuerpos, por eso lo cubrieron siempre con algo.

La ropa, la moda y las cosas de este mundo cambian, pero hay principios espirituales que deben ser mantenidos. Por ejemplo, debemos vestirnos siempre con decoro, es decir, adecuada y respetuosamente. Con pudor, que, en la Biblia, está siempre asociado a la vergüenza de la desnudez, al recato de la exhibición de la figura de uno. Y con modestia, que en las escrituras es la expresión que hace referencia a la manera de vestir de alguien que sirve a Dios. El cual no debe ser extravagante, ni llamativa. Y le explicó que, teniendo en cuenta todas estas cosas, ella debía ofrecer por medio de su cuerpo, un sacrificio vivo a Dios (Romanos 12:1) Marcando una diferencia con las jóvenes del mundo que desconocen todas estas cosas.

La joven, comprendió lo dicho, y cambió para siempre su manera de conducirse.


Pensamientos para reflexionar

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