LA CONVERSACIÓN DE UNA MADRE CON SU HIJA ACERCA DE COMO VESTIRSE (1)

“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios. No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios” (1 Corintios 10:31.32)

“Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios” (1 Corintios 6:20)


Una madre hablaba con su hija sobre la manera de vestir que corresponde a una joven cristiana, pero la joven argumentaba que a ella no la definía su forma de vestirse y que no tenía la culpa si los demás tenían pensamientos malos, pues en ese caso, los que estaban mal eran ellos y no ella misma.

La madre con mucha paciencia, pero con firmeza, le hizo ver que eso era un error, y que le recordaba la mala actitud de Caín, cuando dijo: “¿Soy yo acaso guarda de mi hermano?” (Génesis 4:9) Le hizo ver que debía vestirse decorosamente, con pudor y modestia (1 Timoteo 2:9) manifestando en su porte que conoce y pertenece a un Dios santo y puro. No tratando de llamar la atención sobre su cuerpo, o sobre su belleza. Le dijo que ella era responsable de lo que causaba, si salía vestida de manera provocativa o impúdica, mostrando su cuerpo, o vestida de una manera que, aunque cubierta, dejara ver todos los detalles de su anatomía. Que siempre habría jóvenes que, teniendo la mente pura, no iban a tener pensamientos groseros al verla, pero, que también habrá quienes, siendo débiles, tendrán la mente sucia, y tu apariencia puede causar que alguno de ellos diga frases indecentes o haga comentarios, y los demás jóvenes también contaminen sus mentes, aunque no participen de esos dichos, y tú, serías responsable.

Continúa en la parte 2


Pensamientos para reflexionar

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