“La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples” (Salmo 119:130)
“Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz” (Hebreos 4:12)
Los cristianos siempre oramos para que Dios bendiga su Palabra en las almas sin Cristo. Eso está muy bien, pues, sin la Palabra, accionada por el Espíritu Santo, no hay conversiones. No son los testimonios personales que podamos contar; ni existen tácticas, ni estrategias que conviertan a las personas. Es únicamente la Palabra de Dios la que tiene ese poder.
Más, así como pedimos por las almas sin Cristo, también necesitamos pedir que el Señor bendiga su Palabra dentro de la congregación, para quienes ministran y para toda la iglesia que necesita edificación.
Quienes predican el evangelio, los que toman la Palabra en las reuniones o tienen algún ministerio; deben nutrirse imperativamente de la Palabra, conocerla, vivirla y hablar conforme a ella.
El Señor dice: «Tú habla lo que está de acuerdo con la sana doctrina» (Tito 2:11) «Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios» (1 Pedro 4:11) «Si alguno enseña otra cosa, y no se conforma a las sanas palabras de nuestro Señor Jesucristo, y a la doctrina… está envanecido, nada sabe, y delira acerca de cuestiones y contiendas de palabras…» (1 Timoteo 6:3)
Necesitamos que el Señor bendiga su Palabra dentro de la iglesia, pues las predicaciones, no deben ser exposiciones de nuestros pensamientos apoyados por alguna porción bíblica, sino la comunicación de los pensamientos de Dios que se encuentran en la Biblia.
Pensamientos para reflexionar
