JUSTIFICADOS

“Siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús” (Romanos 3:24)


Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.  (Romanos 3:28)

Vosotros veis, pues, que el hombre es justificado por las obras, y no solamente por la fe. (Santiago 2:24)

Leyendo estas dos declaraciones, muchos se preguntan: ¿Finalmente, el hombre es justificado por la fe o por las obras?

¿Habrá alguna contradicción en estos dos versículos? De ninguna manera.

La Palabra de Dios es perfecta.

Las aparentes contradicciones, las encontramos por no tener en cuenta el contexto de los versículos.

En la Epístola a los Romanos, la Biblia, nos muestra como el hombre, es JUSTIFICADO ANTE DIOS por medio de la fe en Jesucristo. Dios que ama la verdad en lo íntimo (Salmo 51:6) ve lo que hay en el corazón de los hombres y justifica, <es decir: declara como justos>, a los que depositan su fe en Cristo Jesús.

En la Epístola de Santiago, la Biblia nos presenta un caso distinto. Allí vemos, como el hombre, justificado ante Dios por la fe, para poder ser JUSTIFICADO ANTE LOS HOMBRES, debe manifestar lo que hay en su corazón por medio de obras.

Esto, nos muestra que, si bien ante Dios, uno es justificado por la fe y tiene paz para con Dios (Romanos 5:1) ante los hombres, para ser declarado justo, esa fe debe manifestarse en obras (Santiago 2:18)


Pensamientos para reflexionar

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