“Considerad cuál haya sido el resultado de su conducta, e imitad su fe” (Hebreos 13:7)
(Leer 2 Crónicas 34)
Josías fue uno de los reyes fieles de Judá. Su vida deja muchas enseñanzas, pues tuvo un encuentro con la Palabra, y se humilló delante de Dios, reconociendo y aceptando lo que decía.
“Hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en los caminos de David su padre, sin apartarse a la derecha ni a la izquierda… Siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de David su padre” (2 Crónicas 34:2 y 3)
En su tiempo, faltaba el libro de la ley, pero él, igualmente se limpió de toda idolatría y fue allí cuando “El sacerdote Hilcías halló el libro de la ley de Jehová dada por medio de Moisés… Y Luego que el rey oyó las palabras de la ley, rasgó sus vestidos”
Todo avivamiento espiritual tiene como actor principal a la Palabra de Dios. Josías se rindió ante Dios y su Palabra, lo que debe hacer toda criatura. Luego quiso saber más de todo cuanto pasaría, y si bien, estaba escrito que la ira de Dios caería sobre toda impiedad (Romanos 1:18) Se le prometió que sería retirado antes del juicio.
Esa promesa la tenemos nosotros también hecha por “Jesús, quien nos libra de la ira venidera” (1 Tesalonicenses 1:10)
Josías, llevó luego a los suyos a buscar a Dios y a celebrarlo en su tiempo, conforme a las Escrituras (2 Crónicas 35)
Pensamientos para reflexionar