
“Pues como él es (Jesús, el Hijo de Dios) así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17)
La vida cristiana no es otra cosa que identificación con Cristo. No se trata de una vida bajo la ley de ordenanzas humanas, religiosas o imposiciones de los hombres, sino, básicamente, vivir a Cristo en nuestra vida.
Pablo nos dice cuál fue su predicación: “El evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis; Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:1,3-4)
Esa predicación lleva a las personas a la salvación y a una plena identificación con Cristo.
Los cristianos estamos identificados con Cristo en SU MUERTE, SU SEPULTURA Y SU RESURRECCIÓN Y esto nos hace vencer al YO, AL MUNDO Y A LO TERRENAL,
La IDENTIFICACIÓN CON LA MUERTE DE CRISTO, nos faculta para hacer morir lo terrenal en nosotros. “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. (Gálatas 2:20)
La IDENTIFICACIÓN CON SU SEPULTURA nos retira de la esfera de influencia en la que como hombres naturales vivíamos antes.
Y LA RESURRECCIÓN nos eleva como cristianos al carácter y posición celestial que es donde pertenecemos.
Pensamientos para reflexionar