
“Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida” (Proverbios 4:23)
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4:8)
Un hombre de ciencia, al hablar con un creyente que le presentaba el plan de salvación de Dios, rechazaba argumentando que la fe era una cuestión mental que comprendía, pero que no poseía por falta de comunicación. Él decía que para quienes nacen en una familia cristiana es sencillo creer, porque la mente recibió constantemente mensajes con palabras claves que prepararon la psiquis para luego responder con fe. Y citaba que en USA, habían hecho esa prueba con niños que iban a ser iniciados en el tenis, a quienes desde la cuna le hacían escuchar palabras claves y toda clase de información que consciente o inconscientemente cargara sus cabezas, para que de grandes se identificaran con el deporte.
Nosotros, no estamos de acuerdo con esa interpretación de la fe, pero si somos conscientes de lo bueno que es enseñar a los niños con cosas sanas, así como cuidarlos de lo que puede llenar sus cabezas influenciándolos.
Cierta música, por ejemplo, por sus letras y su contenido, forma identidades que luego se identifican con las canciones, porque estas cuentan sus mismas vivencias. Luego las personas, bajo la influencia de las composiciones, no se guiarán por las reglas de fe ni normativas de Dios, sino por esa ideología que fue cimentándose en su mente.
¡Cuidado! Hay muchas cosas nocivas porque moldean a las personas, y luego, hacen que cueste más, querer identificarse con Cristo.
Pensamientos para reflexionar