Todos los escritos
“¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, Con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí? Mira, respóndeme, oh Jehová Dios mío; Alumbra mis ojos, para que no duerma de muerte; Para que no diga mi enemigo: Lo vencí.” (Salmo 13:1-4)
Testimonio
En mi juventud, alejado de las cosas del Señor sufría y leía la Biblia, pero lo hacía mal. Diariamente, antes de ir al colegio, llenaba mi corazón con aquellos versículos “¿Hasta cuándo Señor me olvidarás para siempre?… (Salmo 13: 1)
Luego comprendí que David, al escribir así, deseaba ser librado de la muerte y que el enemigo no se regocijara de ello y de lo que estaba sufriendo. Sin embargo, esas palabras expresaban el dolor del remanente del pueblo de Dios durante la gran tribulación (Mateo 24:20) A la vez, que proféticamente también manifiestan los sentimientos de Cristo, quien sufrió el desamparo de Dios.
Hasta que no recibí al Señor como Salvador no comprendí esas cosas, solo las tomaba para fundamentar mi queja reclamándole al Señor. Alguien, luego me dijo: <Si leíste la Biblia y no encontraste a Cristo en lo leído, vuelve a leer, porque has leído mal.>
El único que padeció el desamparo fue nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Nosotros jamás somos olvidados, cómo pensamos cuando la respuesta tarda. Siempre el Señor responde. A veces lo hace de una manera que no esperábamos, pero lo hace siempre para nuestro bien. A veces parece que se demora, pero es solamente porque espera el mejor momento que luego sabremos reconocer.
Nunca dejes de confiar en Cristo, y si la respuesta tarda, espérala, “porque sin duda vendrá y no tardará” (Habacuc 2:5)
Pensamientos para reflexionar
