“En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (Efesios 1:13)
“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe” (Romanos 1:16,17)
Dios dijo: “Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra” (Génesis 1:11) De esa manera según la semilla que se siembre se cosecha según su género, según su especie…
En el sentido espiritual, vemos que también es así. Dios siembra en los corazones la semilla de su Palabra (Lucas 8:11) El evangelio de salvación, es la palabra de verdad (Efesios 1:13) y esto produce vida eterna en el hombre.
Pero, notemos bien. Lo que produce la vida, es la palabra de Dios en los corazones, no otra semilla. Cualquier otra semilla, dará fruto según género, pero ese fruto, no será la salvación eterna, sino otra cosa.
Actualmente, se oye predicar algo que no es el evangelio. Y no nos referimos solamente a las prédicas del evangelio de la prosperidad ni cosas así, completamente ajenas al pensamiento de Dios; sino inclusive a quienes, queriendo presentar la palabra adecuadamente, siembran una semilla que no es la del evangelio de Salvación.
Por ejemplo, cuando solamente se les dice a las personas que Jesús los ama… que todo se soluciona en Cristo… que tengan fe en Dios… Y cuando las personas aceptan eso, se les dice: Ahora, ustedes son hermanos en Cristo. ¡Cuidado! Porque se los está engañando. Eso no es haber presentado el evangelio de salvación.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar