“Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu. No menospreciéis las profecías. Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal” (1 Tesalonicenses 5:16-22)
Pablo les dice a los Tesalonicenses: Examinadlo todo; retened lo bueno. (1 Tesalonicenses 5:21) Y muchos, interpretan mal este versículo, tomándose la licencia de ahondar en doctrinas que no son de Dios. Ocultismo, espiritismo, los argumentos de la falsamente llamada ciencia (1 Timoteo 6:20) doctrinas de demonios, y todo lo referente a cualquier secta cristiana, para saber lo que piensan. Aduciendo que examinan todo, pero solamente retienen lo bueno.
Esa actitud es perjudicial para el alma.
La recomendación de Pablo a los Tesalonicenses no tenía ese sentido. El les decía que en su vida cristiana no debían apagar al Espíritu, ni menospreciar el mensaje dicho por alguien que, en la congregación fuera utilizado para hablarles de parte de Dios; examinándolo todo, y reteniendo bueno.
Tenemos que saber separar la paja del trigo. Todo portavoz de la Palabra de Dios, puede traer además de la Palabra pura que alimente nuestras almas (el trigo) mucha paja en su palabrerío. Debemos examinar lo dicho y separar las cosas. Pero esto, está dicho, no escuchando enseñanzas equivocadas, sino dentro de lo que es bueno. A lo malo no deberíamos ni acercarnos.
Recordemos que todo lo malo que nos ocupe en el pensamiento siempre dejará algo pegado en nosotros. Por eso, sabiendo de antemano que algo es malo, desechémoslo de plano.
La recomendación de Dios es precisa: “No vayas a espigar a otro campo” (Rut 2:8)
Pensamientos para reflexionar