EL QUE CON CRISTO NO RECOGE, DESPARRAMA

“El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama” (Lucas 11:23)

“Por lo cual, oh amados, estando en espera de estas cosas, procurad con diligencia ser hallados por él sin mancha e irreprensibles, en paz” (2 Pedro 3:14)


El Señor dijo que, el que con él no recoge, desparrama. (Lucas 11:23) Y así es siempre en todas las cuestiones. No hay esterilidad espiritual en nuestras acciones. Toda acción genera una reacción y se recoge o se desparrama.

Por ese motivo, debemos tener cuidado con lo que hacemos, pues hay cosas que evidentemente no recogen. No juntan, ni edifican. El profeta lloró al ver “las piedras del santuario esparcidas por las encrucijadas de las calles” (Lamentaciones 4:1) y nosotros si fuésemos más sensibles tendríamos que llorar al ver el estado en el que nos encontramos.

El Señor dio su vida para congregar en Uno a los hijos de Dios” (Juan 11:52) El Espíritu bautizó a todos en un cuerpo (1 Corintios 12:13) Y somos llamados a guardar el testimonio de esa unidad que hizo el Espíritu (Efesios 4:3)

Todo cuanto hacemos al congregarnos, tiende a juntar alrededor de Cristo o a desparramar, haciendo que los hermanos vayan a congregarse a otros sitios.

Tener celo por las cosas de Dios, pero no conforme a ciencia, no sirve. El amor edifica (1 Corintios 8:1) La falta de amor entre los hermanos desparrama. Porque “si os mordéis y os coméis unos a otros, mirad que también no os consumáis” (Gálatas 5:15)

¿Deseamos ser de edificación? Seamos entonces como el Señor, llenos de gracia y de verdad (Juan 1:14) “Siguiendo la verdad en amor” (Efesios 4:15)


Pensamientos para reflexionar

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