“Esperad aún ahora, y mirad esta gran cosa que Jehová hará delante de vuestros ojos” (1 Samuel 12:16)
“Esperad en él en todo tiempo, oh pueblos; Derramad delante de él vuestro corazón; Dios es nuestro refugio. Selah” (Salmo 62:8)
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. (Hebreos 11:1)
Cuentan que un hombre iba huyendo y se escondió en unas cuevas. Los perseguidores iban detrás y el hombre desesperado oró a Dios pidiéndole que enviara a sus ángeles para evitar que sus perseguidores entraran. En eso, miró y vio una araña en la puerta de la cueva. Desesperado aquel hombre se quejó diciendo: Oh Dios te pedí ángeles no una araña… Mientras, a lo lejos se escuchaban voces. Eran los perseguidores que venían para darle muerte.
El hombre escondido oró nuevamente pidiéndole a Dios que levantara un muro para que no entraran… Pero, nada de eso ocurrió. Lo que sí ocurrió, fue que la araña tejió su tela en la puerta y cuando los perseguidores revisaban las cuevas, en esa cueva no entraron, porque dijeron. “En esta cueva no puede estar. Porque por las telas de araña se ve que hace tiempo que aquí no entra nadie”
De esa manera, no conforme a lo que pidió, sino a lo que Dios obró, aquel hombre salvó su vida.
Muchas veces sucede así. No debemos decirle a Dios como debe obrar, sino volcar nuestro corazón y nuestras necesidades delante de él, y él hará. (Salmo 37:5) Hará las cosas más abundantemente de lo que pedimos o entendemos (Efesios 3:20)
Sólo debemos confiar, tener fe, no desesperar ni tratar de comprender para estar tranquilos. Sino confiar plenamente que lo que Dios haga será siempre lo mejor.
Pensamientos para reflexionar