“Después subió al monte, y llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar…” (Marcos 3:14)
“No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca” (Juan 15:16)
El evangelio de Marcos dice que Jesús “llamó a sí a los que él quiso; y vinieron a él. Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar…” (Marcos 3:14)
¡Cuántas enseñanzas encierran esas palabras! ¡Qué privilegio tuvieron aquellos hombres! Pero notemos bien: Fue el Señor el que los llamó, no fueron ellos los que se impusieron, ni los que fueron preparados y ordenados humanamente. Sino que fueron aquellos que el Señor quiso.
Es interesante ver que el Señor no llamó a las personas más preparadas según la apreciación humana, sino que fue una elección divina, según su deseo y propósito, a lo cual, aquellos hombres, aunque eran del vulgo, respondieron de corazón. Luego él mismo Señor los prepararía e investiría de poder de lo alto para que tuvieran un ministerio efectivo para la gloria de Dios.
Otro punto interesante de resaltar es el orden en el cual se iban a hacer las cosas “Los llamó para que estuviesen con él y para enviarlos a predicar” Primeramente es indispensable el llamamiento al servicio. Pues para salir a la obra del Señor, hay que ser llamado. Y luego, antes de ser enviados, era necesario que estuviesen a los pies del Señor. Estar con él, aprendiendo de él y adquiriendo de esa manera la sabiduría e inteligencia espiritual que no se pueden adquirir en ningún otro sitio.
Pensamientos para reflexionar