“¿Qué es el hombre, para que lo engrandezcas, Y para que pongas sobre él tu corazón” (Job 7:17)
“Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es él estimado?” (Isaías 2:22)
Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza y lo dotó de cosas maravillosas. A veces, olvidamos estos detalles y pensamos que solamente los cristianos hacen cosas loables. Esto no es así, pues a pesar de que el pecado desdibujó esa imagen puesta por Dios en el hombre, el hombre sigue teniendo muchas virtudes, aunque lamentablemente se encuentre arruinado y perdido.
Olvidar que el hombre tiene grandes capacidades y que puede hacer cosas loables es injusto; como también lo es, pensar que porque puede hacer cosas loables, puede ser considerado justo.
Se ha escuchado decir muchas veces: He conocido a alguien tan bueno, que lo único que le falta es ser creyente…
Si así fuese el caso, no es lo único que le falta, sino que le falta todo.
La introducción del pecado en el mundo, ha echado a perder completamente la naturaleza del hombre. A pesar de eso, el hombre muestra aún algunos destellos de lo que Dios puso en él, pero debido al pecado, siempre marcado por la codicia, vanagloria, jactancia, o la propia satisfacción.
En cambio, quien recibe a Cristo como único y suficiente salvador, recibe la naturaleza divina (2 Pedro 1:4) entonces sí, obrando en el poder de esa nueva naturaleza, puede manifestar virtudes verdaderas, que no se tratan de lo que es como hombre, sino de lo que Cristo es en él.
Pensamientos para reflexionar