“Oh Jehová, tú me has examinado y conocido. Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme; Has entendido desde lejos mis pensamientos. Has escudriñado mi andar y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos” (Salmo 139:1-3)
“Le dijeron sus discípulos: … Ahora entendemos que sabes todas las cosas, y no necesitas que nadie te pregunte; por esto creemos que has salido de Dios” (Juan 16:29,30)
Muchos se preguntan: ¿El diablo conoce lo que pensamos? Y la respuesta es NO. El diablo no es omnisciente. El único omnisciente es Dios. El salmista decía: “Todos mis caminos te son conocidos. Pues aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda” (Salmo 139:3,4) Aunque, no debemos olvidar que el diablo tiene una amplia experiencia con los hombres, porque los conoce desde el principio y conoce las historias bíblicas, y lo que Dios dice en su Palabra. Por eso, hábilmente, siempre utiliza la palabra a medias y la tergiversa, induciendo a la raza humana, a la desobediencia a Dios. Además, el hombre mismo le da la información al diablo de todo cuanto necesita saber para poder engañarlo, al jactarse, al quejarse delante de los demás, etc.
Cuando un creyente se postra ante Dios en oración y derrama su corazón, el enemigo no está allí presente, porque tiembla delante de la presencia de Dios y sabe como todo demonio cual es su fin (Mateo 8:29) No escucha tampoco cuando oramos de manera mental, por eso todas esas cosas no deben de preocuparnos. Lo que sí es importante y que muchas veces olvidamos, es que, para resistirlo, no se trata de saber si él sabe lo que pensamos o no, sino de estar sometidos a Dios. Pues un creyente en desobediencia, es presa fácil del enemigo.
Pensamientos para reflexionar