
“Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? He aquí, he recibido orden de bendecir; El dio bendición, y no podré revocarla” (Números 23:18-20)
Muchos se preguntan, ¿por qué, si en la Biblia está escrito: “Dios no es hombre, para que mienta, Ni hijo de hombre para que se arrepienta”. ¿Se dice en varias ocasiones que Dios se arrepintió…?
Para ver el tema del arrepentimiento tratándose de Dios, debemos tener en cuenta que la palabra arrepentimiento no siempre expresa lo mismo, sino que tiene distintos significados. Esto lo podemos ver al menos en tres aspectos.
Primeramente, cuando se habla del arrepentimiento, siempre vemos que el hombre se arrepiente o debe arrepentirse de algún hecho moral. Ejemplo: De sus hechos y la vida de pecado que ha llevado. En cambio, cuando Dios se arrepiente, lo hace en relación con algún hecho judicial, es decir, considera en su misericordia los hechos, y no lleva a cabo el acto judicial que pronunció. Ejemplos (Éxodo 32:14, 2 Samuel 24:16, Jonás 3:10)
Ahora bien, hay otra forma de expresión que se traduce como arrepentimiento, y es cuando dice: Y se arrepintió Jehová de haber hecho hombre en la tierra, y le dolió en su corazón (Génesis 6:6) Aquí, la palabra en hebreo que se traduce arrepentimiento significa: Respirar profundamente, suspirar. Sentir pesar o entristecerse por algo. Pues, eso es lo que le sucedió a Dios en tal pasaje, y le dolió en su corazón.
Dios es perfecto y no hace nada injusto de lo cual debe arrepentirse como les sucede a los hombres.
Pensamientos para reflexionar