Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. (Deuteronomio 13:1-3)
La Biblia dice que Dios habló en otros tiempos a los padres por los profetas (Hebreos 1:1) Así se dirigió en su pueblo en la antigüedad utilizando personas que comunicaran su mensaje. El Apóstol Pedro nos advierte que, así como antiguamente, hubo falsos profetas, en nuestro tiempo, durante la dispensación de la Iglesia, se levantarán falsos maestros que, como aquellos falsos profetas de antaño, traerán un falso mensaje para engañar y dañar. (2 Pedro 2:1)
El libro de Deuteronomio enseña que cuando un falso profeta con sus mensajes, sueños y visiones, inducía al mal y a la rebelión de la Santa Palabra de Dios, llevando al pueblo a la confusión y al error, el tal profeta debía de ser muerto. (Deuteronomio 13:1) Si tal iba a ser el final del falso profeta, alguien podría preguntar: ¿Por qué Dios no lo exterminaba directamente? La respuesta está en ese mismo capítulo. “porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma” (Deuteronomio 13:3)
¿Era importante amar a Dios de esa manera? Sí. Pues “El primer mandamiento de todos es: Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas. Éste es el principal mandamiento” (Mateo 12:29)
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar