
“Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas” (Apocalipsis 4:11)
“y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación” (Apocalipsis 5:9)
Dios es el creador. El hombre debe rendirse a sus pies en obediencia ya que es obra de sus manos. Por esta causa el hombre elige no creer en Dios negando su existencia, porque no quiere reconocerlo ni sujetarse a su voluntad.
Dios también es el juez (Salmo 50:6) Hoy se lo puede desechar y no tenerlo en cuenta, pero un día todos tendrán que rendirle cuentas.
Ese Dios potente y creador, un día descendió hasta nosotros en la persona de su Hijo, quien lo dio a conocer. (Juan 1:8) Pues Jesús, el verbo encarnado, es la imagen del Dios invisible. (Colosenses 1:15)
Para conocer al Padre necesitábamos una revelación que tan solo el Hijo podía darnos. Y Jesús reveló al Padre a nosotros en total perfección. El Hijo nos trajo la salvación y nos ha revelado al Padre.
Hoy, los que somos de Cristo, hemos sido reconocidos como sus hijos, (Juan 1:12) y conocemos a Dios como nuestro Padre y como Salvador.
Muchos hablan respetuosamente de Dios diciendo: Dios nuestro creador, y eso es correcto, está bien, pues a Dios le corresponde esa gloria, pero es necesario aún más. Debemos reconocerlo y confesarlo como nuestro Dios Salvador, como nuestro Dios y Padre.
Pues Dios, es el Creador y Juez de todos los hombres, pero solamente de una manera cabal, el Salvador y Padre, de quienes recibieron a Jesucristo.
Pensamientos para reflexionar