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“Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:21-23)
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo” (Romanos 5:1)
Cuando una persona muere, nunca faltan aquellos que, con la mejor intención, exclamen: “¡Qué descanse en paz…! ¡Qué Dios lo tenga en su gloria…! O frases similares.
Estos deseos son nobles y buenos pero las personas deben preguntarse: ¿Son justos? ¿Qué es lo que pasa cuando alguien muere? ¿Todos los que mueren descansan en paz y Dios los recibe en su gloria? Y para tener la certeza de que la respuesta es justa porque es lo que Dios establece y no lo que los hombres deseen, intuyan, ni piensen hipotéticamente. Se debe recurrir a la Biblia, que es la revelación que Dios hizo.
Según la Biblia, todo hombre es pecador y a causa de eso, está destituido de la gloria de Dios (Romanos 3:23) También la Biblia dice que cuando alguien muere, el cuerpo vuelve a la tierra y el espíritu (es decir, su parte inmaterial que no deja de existir) vuelve a Dios que lo dio (Eclesiastés 12:7) También dice que a causa del pecado, el hombre no tiene paz para con Dios a no ser que sea justificado por haber creído en Jesucristo como su Salvador (Romanos 5:1) Por lo tanto, aunque duela admitirlo, quien parte de este mundo, no descansa en paz, a no ser que haya sido un creyente. Y Dios no puede recibir a nadie en su gloria cargado con sus pecados, pues en esa condición está destituido.
Continúa en la parte 2
Pensamientos para reflexionar
