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“Dios, juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos” (Hechos 17:31)
“Porque Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa encubierta, sea buena o sea mala” (Eclesiastés 12:14)
David, a través de algunas secuencias de su vida es una figura de Cristo con claras enseñanzas para nosotros.
David es el ungido de Dios para que reine sobre Israel. Un rey según su corazón, no como Saúl, que fue el rey según la carne, según el gusto de quienes, desechando a Dios, pidieron tener un rey como las demás naciones. (1 Samuel 8:7)
David es una figura de Cristo, como rey, en tiempo de su rechazo, tiempo que vivimos actualmente. Durante este tiempo, pasan cosas, como vemos a diario que aún no se juzgan, sino que se juzgarán después, porque David es un rey de gracia, tal el carácter de nuestro Señor actualmente.
Luego de David, reina Salomón, que es otra imagen de Cristo, pero ya en el reino de gloria sobre esta tierra. Y en ese tiempo, tal como sucederá durante el milenio, nada quedará sin juzgar. Esto nos enseña que si bien hoy la justicia sufre y reina la gracia (Romanos 5:21) Todo cuanto se hace, tendrá su juicio, aunque parezca que hoy Dios lo deja pasar.
Simei es un ejemplo de eso. Simei maldijo a David, lo afrentó con palabras muy duras. Sin embargo, David no permitió el castigo en su tiempo, el castigo por todas esas cosas, tendría su momento más tarde, en tiempos de Salomón. (Véase 2 Samuel 16:7,8; 19:21 y 1 Reyes 2:8-9)
Pensamientos para reflexionar
